La invasión de Ucrania, si bien no constituye una sorpresa, está pese a todo plagada de incógnitas, dado que no tenemos visibilidad alguna sobre la duración y el impacto a largo plazo del conflicto. Lo que sí sabemos es que este ha incrementado considerablemente los riesgos de cola en la economía mundial, lo que se traduce en una mayor probabilidad de que el crecimiento se ralentice. A ello se le suma un aumento evidente de la volatilidad en los mercados que, aunque genera ruido y perturbaciones, también conlleva oportunidades para los gestores que adoptan un enfoque activo.
Conviene recordar que la gran mayoría del mercado estadounidense de renta variable no se ve directamente afectado por la exposición a Rusia o Ucrania y que, según las estimaciones, la exposición combinada de los ingresos de la totalidad del índice S&P500 representa alrededor de un 1%. Por tanto, si bien EE.UU. está contribuyendo a los esfuerzos coordinados a escala mundial en términos de imposición de sanciones, las repercusiones sobre el mercado bursátil están siendo, por ahora, relativamente leves, y no se espera que los beneficios empresariales vayan a verse considerablemente perjudicados por la crisis. De hecho, seguimos previendo un crecimiento de losbeneficios que rondará el 8%-12% este año.
¿Dónde se están dejando sentir las repercusiones?
Por tanto, las principales repercusiones se dejarán sentir a través de efectos secundarios, como por ejemplo en forma de alteracionesen los precios de la energía y en la cadena de suministro. El encarecimiento de la energía seguramente persistirá, lo que ejercerá presión sobre el bolsillo de los consumidores y desembocará en un aumento de los costes de producción para algunas compañías, al tiempo que los riesgos de inflación continúan al alza. El riesgo de que se acentúen las disrupciones en una cadena de suministro que ya se ha visto afectada por la crisis de la COVID-19 continúa siendo elevado, dado que el conflicto agrava ligeramente los problemas de esta. Elloproporcionará un impulso adicional a la tendencia de la diversificación y la relocalización de la cadena de suministro.
La coyuntura de mayor riesgo que hemos descrito implica que las subidas de los tipos de interés podrían ser menos pronunciadas este año, si bien prevemos que la Reserva Federal se ceñirá a su plan de empezar a incrementarlos en marzo. La posibilidad de que las subidas de tipos sean menos significativas redunda en beneficio de los valores de crecimiento de larga duración, que ya han sacadopartido de la huida de los inversores hacia los activos percibidos como seguros y de la consiguiente caída del rendimiento del bono del Tesoro a 10años, que descendió del 2% al 1,7%
Este nuevo acontecimiento de riesgo no tiene lugar de forma aislada, sino en un contexto de preguntas sobre las altas valoraciones y de debate sobre los tipos que guarda relación con la inflación. Por tanto, cuando analizamos las repercusiones sobre las carteras no reaccionamos ante este suceso como si de un incidente geopolítico aislado se tratase, sino que estudiamos de qué manera modifica el panorama general. Debido a la distancia que existe entre EE.UU. y Rusia en distintos planos, el efecto directo sobre la cartera seguramente se limitará a los factores expuestos con anterioridad, por lo que no hemos efectuado modificación alguna en las carteras como consecuencia directa de la guerra. Con todo, estamos profundizando de manera diligente para prever y comprender mejor los efectos de segundo y tercer orden.
Asimismo, prestamos suma atención al impacto de este acontecimiento en el contexto macroeconómico general y a la manera en la que ello repercute en la hipótesis de inversión y los modelos financieros de las compañías que tenemos en cartera. Como hemos mencionado, no hemos llevado a cabo ajustes en nuestras perspectivas ascendentes (bottom-up) sobre los beneficios para el presente año.
Vigilar la huida hacia los activos seguros
La huida hacia los activos considerados como seguros que estamos observando se centra en el dólar estadounidense, y ya estamos elaborando modelos sobre las repercusiones que un dólar con una tendencia mucho más alcista tendrá para las posiciones. Si bien es cierto que, debido a la naturaleza del sistema bancario mundial, existe un riesgo de contagio procedente de los bancos europeos afectados por la crisis, ya hemos reducido las ponderaciones en este segmento.
La huida hacia los activos considerados como seguros que estamos observando se centra en el dólar estadounidense, y ya estamos elaborando modelos sobre las repercusiones que un dólar con una tendencia mucho más alcista tendrá para las posiciones. Si bien es cierto que, debido a la naturaleza del sistema bancario mundial, existe un riesgo de contagio procedente de los bancos europeos afectados por la crisis, ya hemos reducido las ponderaciones en este segmento.