Los residuos y una huella de carbono creciente en la industria de la moda
hacen de ella una de las más contaminantes del mundo. Se venden alrededor
de 100.000 millones de prendas de vestir al año, lo que supone un aumento
cercano al 50% con respecto a 2006.1
Esto se debe en gran medida al auge
de la «moda rápida», a saber, artículos de última moda y bajo coste. De hecho,
el sector emite ahora más CO2 que el transporte aéreo y marítimo combinados,
y utiliza 79.000 millones de metros cúbicos de agua dulce al año, mientras que
la producción de las materias primas y los tejidos utilizados también genera
contaminación de aguas
Pero, lamentablemente, apenas se recicla
o reutiliza lo que el sector produce, dado
que la mayoría de las prendas de vestir
acaban en vertederos o se incineran en
el plazo de un año desde su producción.2
Según la fundación Ellen Macarthur, la
industria de la moda mundial produce
alrededor de 53 millones de toneladas de
fibra al año, de las cuales más del 70%
acaban como residuos. Menos del 1% se
reutiliza para fabricar nueva ropa.3
Sin embargo, estamos en los albores
de un cambio estructural en el consumo
de moda, impulsado por las nuevas
generaciones de consumidores y
caracterizado por un cambio de mentalidad
en favor de la sostenibilidad. Los
comerciantes están empezando a abrazar
la idea del reciclado y la reventa, y los
gobiernos están promoviendo iniciativas
para apoyar este cambio de paradigma
El reciclado de ropa y calzado para crear
nuevos artículos es una tendencia al alza,
como describe la gestora de carteras de
renta variable Pauline Grange en su reciente
artículo de opinión «La moda pone la vista
en la sostenibilidad a través de la economía
circular». No obstante, junto con el
reciclado, el auge del mercado de productos
reacondicionados y de segunda mano está
llamado a ofrecer a los inversores una
increíble oportunidad: las proyecciones
prevén que su tamaño se duplique en los
cinco próximos años hasta los 77.000
millones de USD,4
y para 2030 podría llegar
a ser el doble que la moda rápida.
Un cambio impulsado por el consumidor
Una firma que ha sabido sacar partido de
esta oportunidad es Zalando,5
una plataforma de comercio en línea de
moda y estilo de vida. Su ambición es
integrar la sostenibilidad y los principios de
la economía circular en su estrategia, para
convertirse en una plataforma de moda
con un impacto neto positivo. La compañía debería beneficiarse si las preferencias
de los consumidores siguen virando hacia
unos productos más sostenibles y hacia la
reventa.
Zalando se centra en promover la
circularidad y se ha marcado como
objetivo alargar la vida útil de al menos
50 millones de productos y que un 25%
de su facturación bruta se genere a partir
de unos productos más sostenibles de
aquí a 2023, frente a un 16% en 2020.
Para ello, Zalando ha etiquetado en su
plataforma los productos más sostenibles
mediante un sistema que permite a los
consumidores filtrar y seleccionar artículos
de un surtido de marcas de acuerdo con
temas como «materiales respetuosos
con el medioambiente», «conservación de
agua» y «bienestar de los empleados».
En cuanto a la promoción de la
circularidad, Zalando ofrece a los clientes
la posibilidad de comprar y vender
artículos de segunda mano en su propia
plataforma Zircle, mientras que mediante
la iniciativa «Pre-Owned» adquiere
directamente artículos de segunda mano
de sus clientes. Con ello Zalando busca
generar una clientela fidelizada, sobre la
base de que una mayor interacción tiene
el potencial de forjar relaciones más largas
y beneficiosas con los consumidores.
La reciente actividad en otros ámbitos
económicos hace pensar que la apuesta
por este cambio estructural a largo
plazo es compartida por otros grandes
actores del sector de la moda. La
compañía de comercio electrónico Etsy
va a desembolsar 1.600 millones de USD
por Depop,6 una aplicación británica de
ropa de segunda mano, el 90% de cuyos
usuarios es menor de 26 años.
H&M ha
adquirido una participación del 70% en
Sellpy,7una plataforma de compraventas
de segunda mano enfocada en la
sostenibilidad, y pretende expandirse a
20 nuevos mercados como parte de su
plan de internacionalización.
COS, filial
de H&M, ha lanzado una
plataforma de
reventa digital denominada Resell8 que
permite comprar y vender artículos de
COS de consumidor a consumidor. Vinted,
una plataforma en línea europea de
reventa de ropa, captó 250 millones de
EUR en su última ronda de financiación,
lo que supone valorar la compañía en un
total de 3.500 millones de EUR.9
Incluso
el conglomerado de artículos de lujo
Kering se ha sumado a esta tendencia,
con la adquisición de un 5% en Vestiaire
Collective,10 una plataforma P2P de
compraventa de prendas de lujo de
segunda mano. Se trata, por tanto, de un
cambio estructural y generalizado en todo
el sector
Otro movimiento capaz de provocar un
giro estructural en el consumo de prendas
de moda es el lanzamiento por parte de
Nike de su propia colección de zapatillas
ya usadas y un programa piloto de
reventa: Nike Refurbished.
Esto ejemplifica
cómo una compañía está dando el salto
directo al mercado de la reventa, con
reverberaciones potenciales para las
ventas sus propias zapatillas nuevas
y para las de las plataformas terceras
de reventa. Hasta ahora, la mayoría de
las marcas de perfil alto habían evitado
involucrarse de forma directa en la reventa
de productos
Apoyo de las autoridades reguladoras
A esto se le une un impulso desde el
ámbito de la regulación. El Reino Unido y
la Unión Europea están apostando por un
modelo económico alejado del despilfarro
y la generación de residuos, con la fijación
de objetivos vinculantes para 2030 y
2050.
La iniciativa está abierta a todos
los negocios que integran la industria
de la moda y textil, desde cadenas de
tiendas a recicladores. Este acuerdo,
de adhesión voluntaria, permite a estos
negocios colaborar en la consecución
de los objetivos sobre carbono, agua y
circularidad textil, además de contribuir al
debate nacional con el gobierno británico
sobre el desarrollo de nueva regulación.11
El ministerio británico de Medioambiente, Alimentación y Asuntos Rurales ha
lanzado una consulta pública sobre un
plan de responsabilidad ampliada de
los productores (Extended Producer
Responsibility)12 en los sectores de moda,
construcción, vehículos, alimentación
y electrónica, y la UE está estudiando
un enfoque similar que incluirá a la moda dentro de su Plan de Acción de Economía Circular.
Una tercera palanca de apoyo regulador
indirecto proviene de los objetivos
nacionales de reducción de los niveles
de emisiones en consonancia con el Acuerdo de París, así como los esfuerzos corporativos en ese mismo contexto para
alcanzar la meta de «cero emisiones
netas». Estas iniciativas deberían actuar
de acicate para la tendencia a la reventa,
pues alargar la vida útil de los productos
tiene el potencial de reducir la huella de
emisiones del sector de la moda.
Esta combinación de cambio en las pautas
de consumo e impulso regulador podría
conducir a un cambio estructural a largo
plazo que no tiene freno,
y que no ha hecho más que comenzar.
Dado que los consumidores de moda
planean reorientar el gasto más hacia los
artículos ya usados que en cualquier otro
sector,13 la segunda mano podría revelarse
como una oportunidad de inversión de primer orden.