
Los inversores que sean capaces de ver más allá de la incertidumbre actual serán los que saquen partido de las oportunidades para cosechar una rentabilidad superior el próximo ciclo del mercado
El mundo se encuentra en una coyuntura de incertidumbre, en la que se observan divergencias en el entorno politico y en las políticas fiscales y monetarias que afectan a las economías y los mercados de diversas maneras. Los gestores inmobiliarios activos deben sopesar las tendencias mundiales junto con consideraciones sectoriales y de asignación de activos para poder adoptar decisiones inteligentes que generen valor para los inversores a lo largo de esta fase del ciclo.
Merece la pena reflexionar sobre los últimos 12 meses antes de centrar la atención en lo que nos deparará 2025. Presenciamos citas electorales en economías nucleares de todo el mundo, así como cambios en el comportamiento humano que se derivan de la rotación de la temática estructural. Aunque la inflación cedió terreno en la mayoría de las principales economías, la política monetaria restrictiva y el mayor coste de la deuda frenaron la actividad inversora por la persistencia del diferencial entre el precio de demanda y el precio de oferta (bid/ask), y los precios del sector inmobiliario cayeron en primera instancia para luego estabilizarse. Ahora bien, este ciclo difiere del último, dado que el sector de los alquileres siguió mostrando una más que notable resiliencia, al registrarse un crecimiento positivo de dichos alquileres en todos los sectores, aun cuando los valores del capital cedieron terreno.
Los mercados inmobiliarios de todo el mundo parecen haber llegado a un punto de inflexión y muestran cada vez más signos de impulse positivo. La inflación tiende a la baja, lo que proporciona una mayor claridad respecto la trayectoria de los tipos de interés en todo el mundo, que están bajando, aunque a un ritmo más lento de lo previsto en un inicio. En general, los precios inmobiliarios mundiales se estabilizaron, la confianza de los inversores está mejorando y las expectativas de compradores y vendedores convergen. Esto se tradujo en un aumento de las transacciones. No cabe duda de que existen divergencias en cuanto a sectores y regiones geográficas, y 2025 ha llegado con un renovado, aunque cauto, optimismo para inversores, inquilinos y promotores.
Ahora más que nunca, maximizar la rentabilidad exigirá creatividad y una selección cuidadosa de valores. La creatividad puede implicar la obtención de permisos para el cambio de uso o el reposicionamiento de activos existentes mediante su renovación. La selección de valores debe seguir favoreciendo los activos que se ajusten a la demanda de los arrendatarios (conservando la «relevancia funcional») y se hallen en una mejor posición en los mercados locales. Los próximos 12 meses no resultarán sencillos, aunque los tiempos de incertidumbre suelen deparar las mejores oportunidades. Los inversores que sean capaces de ver más allá de la incertidumbre actual serán los que saquen partido de las oportunidades para cosechar una rentabilidad superior el próximo ciclo del mercado.
Nuestras conclusiones clave para 2025
- Las tendencias estructurales a largo plazo seguirán favoreciendo las asignaciones temáticas a la logística, el comercio minorista (con el foco puesto en los sectores en los que el sector inmobiliario añade el máximo valor para los arrendatarios) y el residencial. El comercio minorista sigue siendo un sector de alta convicción, partiendo de nuestra experiencia directa de inversión y gestión a lo largo de los ciclos, y creemos que ofrece interesantes perspectivas de rentabilidad para 2025.
El ritmo de la recuperación variará en todo el mundo y el momento del despliegue cobrará una vital relevancia para aprovechar el potencial de crecimiento. Algunas economías se recuperarán más deprisa que otras y ofrecerán más confianza a los inversores, si bien hay que sopesar el impacto de los acontecimientos
geopolíticos que pueden ralentizar la recuperación.La sostenibilidad sigue constituyendo una consideración clave y está empezando a influir en los mercados de forma más matizada, lo que puede aprovecharse para obtener rentabilidades adicionales. A título de ejemplo, la creciente dependencia de la electricidad significa que el acceso a la energía se revela crucial, ahora más que nunca, ya que las redes nacionales tienen dificultades para mantener el ritmo de la demanda. Resultarán interesantes los activos que suministren energía sobre el terreno, proporcionen una mayor seguridad energética a los arrendatarios y ofrezcan perspectivas de rentabilidad adicional
a los inversores.Los consumidores y los arrendatarios, cada vez más exigentes, dictarán el formato y la ubicación deseados de los inmuebles en el futuro. Los activos que no alcancen los niveles esperados corren el riesgo de quedarse inservibles o «varados» (stranded). En consecuencia, las consideraciones de tipo descendente (top down) Deben complementarse con una sólida selección de activos de carácter ascendente (bottom up) y la capacidad de efectuar intervenciones y mejoras directas en los activos con el fin de maximizar el margen para registrar unos resultados superiores.
Aunque se prevé que los inversores sigan favoreciendo las estrategias de valor añadido, la recuperación del mercado y el arbitraje de rendimientos que podrían ser más elevados podrían propiciar el retorno al mercado de estrategias del tipo core y core plus.
¿Te interesa saber más?
A medida que mejore el contexto económico, esperamos que la recuperación se afiance a lo largo de 2025.